
Bestiario de Criaturas Apócrifas. Por Quendi Hierofante
Una vez más, nos atrevemos a escribir en un lenguaje de sarcófago;
Y, tras una precaria pausa, arrojamos los recuerdos ondulantes y sínicos, en un caldero sin fondo.
— ¡No hierven, en lo inmediato!—, pero están ahí (…) Con un poco más de leña, y, ¿quién sabe? —¡quizás!— se prenda todo un circo de “maldiciones apócrifas”.
En un lenguaje de pájaros, aprendemos a trinar con entusiasmo, a la espuma lunar, a los banquetes halagüeños y a la partida del trigo;
Mientras tanto, fingimos ser de planetas inaccesibles; esa idea —¡nos mantiene a salvo!—.
Seguramente hablaremos en Fibonacci, —¡a su debido tiempo!—; pero por ahora, somos torpes, raros y bien feos.
Entre —¡estas o aquellas lenguas!— las cuales suelen ser de utilidad para los mortales, para los especímenes llanos, “sobre ellas” —¡nos cuesta andar!—, ¡realmente se nos dificulta! (…)
Pero en nuestro lenguaje de sarcófago, yacemos cómodos; sobre todo, sin el humor negro característico, sin lo discriminatorio de sus modismos y sin ninguna lengua narcótica. Es probable que no puedan entendernos, pero —¡aun así!— esperamos que “todos”, puedan aceptarnos (…)
—¡En tal caso!—, todo dependerá de ustedes, hijos de Adam y Eva.
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