Descripción
Cuando dejaste de leerme,
me hice esqueleto de luz roja.
Cuando dejaste de escribirme,
me hice zapatos de un niño
al salir de su callejero juego de futbol.
Cuando las bestias se amansen,
yo estaré ahí
como un maestro sin aula de clase,
y no me importa.
En los restos de la guerra está mi pedagogía
rebosada de gente necia,
pero no me importa.
Yo enseño que los cobardes se degüellan
y no les sale sangre.
Mi nombre no es una historia falsa;
es la narrativa del que te ha perdido.
Después de la muerte de Elis, esto es lo que tengo y lo que seré sobre la punta de los vidrios.
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