Descripción
El yo poético de Perozo Cervantes está instalado en su emergencia vital. Unida a quien está a su lado como una presencia insistente. Un yo que se revisa, se reclama y reclama, que es cuerpo y palabra. Significado devenido en angustia pero también en el reposo que podría albergar el deseo. Su voz confirma que nombra para ser nombrado y para ser deseado, amado o sacudido por la queja cotidiana. Desde su intimidad refleja el poema, lo advierte siempre sin ningún tipo de adorno que precipite descuido. Es un poeta de una mirada nerviosa, cardíaca, tensional. Y busca estar en el cuerpo del otro que lo asiente. El amor, esa vibración arbitraria, es el núcleo de su decir y porfía poética. Debo confesar que no soy muy dado a consumir poemas de amor. Creo en los poemas amorosos, que son todos: los que contienen sombras, luces, angustias, pasiones desbocadas, dolores, muerte, etc. En algún otro lugar he expresado que le temo a los poemas de amor.
Alberto Hernández
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