Sultana del Lago Editores

Editorial Independiente de Venezuela

[El Lago de los poetas]: «A MARACAIBO» de VÍCTOR REPARADO ÁÑEZ CASAS

VÍCTOR REPARADO ÁÑEZ CASAS
(h. 1804-1880)

Poeta romántico de fondo religioso y patriótico, nacido en Maracaibo y fallecido en la misma ciudad, cuya poesía quedó dispersa y de la cual conocemos: El beso de Judas, La oración del huerto, Mi credo, Zuliana y A Maracaibo, rescatadas por El Zulia Literario y el Primer Libro Venezolano de Literatura, Ciencias y Bellas Artes. Sacerdote que había realizado estudios en el Seminario Tridentino de Maracaibo y fue Cura Coadjutor de Altagracia y Rector de Cristo de Aranza, quien además fue orador, pintor, músico (ejecutante del violín).
En este poema A Maracaibo se exalta hasta la idealización al paisaje lacustre, a través de imágenes que mezclan el neoclasicismo y el romanticismo para lograr una atmósfera entre fría y bucólica.

A MARACAIBO

Dedicado a mí amigo el señor doctor Jesús María Portillo
(Fragmento)

A la sombra feliz de coco esbelto
En su tronco, la frente reclinada,
Me divierto pulsando mi laúd.

Como quisiera entonces cual Tistiro
Saborear la exquisita miel hiblea,
Cantando, no a la fácil Galatea,
Si no a Amarilis de sin par virtud.

Extasiado contemplo el terso lago
con sus bellas goletas y piraguas,
meciéndose en sus dulces limpias aguas
al soplo del ambiente matinal.
Las gaviotas y garzas que fluctúan
sobre el brillante espejo de su linfa,
parecen comitiva dela Ninfa
que impera en su palacio de cristal.
El hábil pescador en sus orillas
sacude sus chinchorros remojados,
extrayendo los peces que enredados
en el lance cayeron de tropel.

De vez en cuando silva y se interrumpe
para entonar graciosas barcarolas
que con las voces de sus raudas olas
superan las canciones del rabel.
(…)

Tal vez prendado el bullicioso Lago
de la galana Reina de Occidente,
osa besar su planta reverente,
murmurando de angustia o de dolor.

Pues – ¿Qué dicen las ráfagas de espuma
que a las veces arrojan sus riberas?…
Lágrimas son de duelo asaz sinceras,
o el candoroso llanto del amor.

Nueva Zamora la llamó el hispano
como un recuerdo de la patria amada,
pero la indiana lira entusiasmada
Mara la bella la aclamó también.