En otra ocasión, encontrándome cansado por la jornada laboral del día, mi amigo se acercó a mí y dijo:
— Probablemente me equivoque, pero algo me dice que hoy no tenías muchas ganas de venir. Muchas veces yo mismo me encontré en ese estado de ánimo, pero no me permito actuar por capricho y con ello dejar de hacer lo que es necesario hacer, tengo en cuenta que es un compromiso, pero más allá de un deber lo hago por miles de razones, entre ella recuerdo que mi trabajo me acerca cada día al lugar donde quiero estar. Tal vez, ese mismo día en el que no tenía mi mejor disposición en el trabajo, fui el aliento de algún compañero que lo necesitaba. Es importante reconocer que cada uno de nosotros, somos inspiración para otros, nos retroalimentamos y por ello, hay que hacer las cosas que debemos lo mejor que podamos, ya que van más allá de un compromiso con la obligación, es un compromiso con aquellos que nos rodean, ¡con la vida misma y sobre todo con Dios!
Decía Sigmund Freud que, “cuando la inspiración no me encuentra, hago medio camino para encontrarla”.
Mientras se iba distanciando, continuó diciendo:
— No dejes de ser tú mismo, de sonreír, de dar tu esencia, tus dones, lo mejor de ti, pues con tus actos eres inspiración para otros, y con ello, aportas en pro de un mundo mejor, pues recuerda que éste se compone si primero arreglamos al hombre. Cuando quiero inspirarme y ser inspiración pienso en Carl Rogers: “cuando miro al mundo soy pesimista, pero cuando miro a la gente soy optimista”
Pero como podía yo servir de inspiración para otros, pues desde mi propia visión era yo un total fracaso, tratando de recomponer pedazos de vidas pasadas, para formar una medianamente decente y convencional forma de sobrevivir.
— Es excelente tu propuesta, pero dudo mucho que mi forma de vivir logre inspirar a nadie en este mundo.
Mi maestro fue muy acertado en explicarme entonces que no se trata tan sólo de los estándares sociales, la vida va mucho más allá.
— La dinámica de la vida del hombre en comunidad, va imponiendo unas normas de comportamiento, nos determina unas maneras en el ser, para poder ser aceptado y reconocido. Obviamente eso sólo toma fuerza en la comunidad a la que perteneces, pues en otras más lejanas ni te determinan o probablemente en ellas, si es bien visto o te es permitido aquello que en tu comunidad se te recrimina y de la cual eres parte, lo curioso es que formas parte de ella sin haberte registrado o sin sacar un permiso especial para ello y en ese orden te pregunto ¿por qué debes seguir unas reglas para quedar bien ante sus ojos? Si hay alguna cualidad resaltante en los seres humanos, es su capacidad reflexiva, es la que nos distingue de los demás seres vivos; no obstante, muchas veces vamos por la vida en modo automático, haciendo las cosas sin saber un verdadero porqué y para qué lo hacemos, sólo lo hacemos, y probablemente sea así, pues nos lo han impuesto los patrones sociales, si analizamos bien nuestro comportamiento es posible que sea para agradar, para ser aceptado, que sea más producto de lo que creemos que la gente espera, en vez de lo que verdaderamente queremos.
Si aplicamos esa actitud reflexiva que nos distingue, a nuestra realidad, nos percataremos que no tiene sentido alguno vivir así, que más bien cobraría pleno sentido seguir siempre tu intuición y que hagas las cosas a tu manera, como verdaderamente quieres, como las disfrutes, como te gusta hacerlas, pues a la final si lo haces a gusto, eso sí garantizaría que serás bueno en lo qué haces. Nadie distinto a ti, puede determinar que eres bueno o malo haciendo algo; buen o mal padre, madre, trabajador, profesional, hijo, hermano; las etiquetas y categorías no las rige ni mucho menos son exclusiva propiedad de la sociedad, sino que están guiadas por tu consciencia, en el marco del respeto al otro y de la convivencia. Por ello escucha tu corazón, procura siempre el bien para todos, pero hazlo a tu manera, como te plazca, como lo disfrutes, sin importar el qué dirán. Sólo pregúntate siempre, antes de hacer algo, si de esa manera lo disfrutas y causas bienestar. Así ten por seguro que lograras ser inspiración.
Aun sin darte cuenta
Siempre hay alguien observando
Por ello, aunque el desánimo tienta
¡No pares! continúa andando
Mantén tu ánimo a cuestas
En todo momento estás inspirando
De tus dones haz bandera
Lleva tu amor, tu entrega
Por el mundo, lado a lado
Conviértelos en fina madera
De gran soporte a tus hermanos
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