Sultana del Lago Editores

Editorial Independiente de Venezuela

[FRAGMENTO]: «¿Qué no es el socialismo?» de Rodrigo Cabezas Morales

Con profundo respeto por los que tienen claro o resuelto con rigor su conceptualización y, a partir de la experiencia vivida en la militancia socialista en Venezuela y la referencia histórica del siglo XX y XXI, siendo optimista con el porvenir de nuestro debate me acerco al ideal del socialismo democrático y humanista de esta época colocando mi imaginación breve en lo que no debería ser:

*No esplica o traslado mecánico de la experiencia del “socialismo real” del siglo pasado. No puede ser invocación nostálgica o restauradora de una época que se derrumbó por no tener fuerza histórica al cercenar y subordinar la libertad en nombre de la justicia. El socialismo es democrático o no es socialismo, no es un orden social opresivo y criminal que viola derechos humanos.

*No admite modelos hegemónicos de naturaleza geopolítica que tengan la pretensión de imponerse y subordinar a pueblos, partidos, movimientos y líderes. No se corresponde con las antiguas “internacionales” como centro único de elaboración y dirección política.   Respeta y valora la diversidad y especificidad social, política y cultural de los pueblos.

*No concede espacio a la ortodoxia o al dogmatismo que no deja pensar, criminaliza al que lo hace y enajena la realidad. El socialismo no es una religión, reconoce que todo cambia y, por tanto, se reconcilia con la dialéctica. En el terreno de las ideas le es inadmisible el pensamiento único o imperecedero,  y se reconoce en la diversidad, la pluralidad, la tolerancia, el debate crítico y profundo. No descalifica, argumenta, no persigue, es humanista. Supera la vieja visión “obrerista” al constatar la complejidad social y cultural alcanzada por las sociedades humanas a partir de las revoluciones científicas tecnológicas y el progreso que ellas han traído.

*No es un proyecto para una nueva elite  política por honesta que sea o de líderes predestinados. No niega al poder popular su protagonismo para que decida su destino, este es el desafío mayor referido a construir una democracia socialista radical donde el pueblo se sepa conductor y los dirigentes servidores e intérpretes de las aspiraciones de aquel.

*No es una propuesta que irrespeta las leyes de funcionamiento de la economía. La estabilidad económica, el crecimiento (producción creciente y sustentable) y el desarrollo (bienestar generalizado) son objetivos que no  pugnan con el socialismo democrático. En consecuencia, reconoce como un dato histórico del proceso económico, las tres grandes fuentes de financiamiento universal: Los recursos propios, el endeudamiento (público y privado) y la inversión privada. La crítica a la categoría capitalista de la ganancia, el beneficio o la rentabilidad del capital no sustituye la racionalidad que cada proyecto productivo debe tener factibilidad económica-financiera; el subsidio se reserva para la política de inclusión social y combate a las desigualdades. Con el funcionamiento de la economía no se experimenta, el resultado nunca debe ser que crezca la pobreza.

*No es estatista el socialismo. Grave simplificación heredada del siglo XX. El Estado no tiene que ser grande ni burocrático pero si eficiente; no interventor ni empresario pero si regulador y contralor del poder del mercado. No niega la iniciativa privada, sabe que el flujo de inversión extranjera directa puede desarrollar fuerzas productivas industrializadoras, ejemplo irrebatible en el siglo XXI: China y Vietnam.

* No es corrupto nuestro ideal de sociedad. Su principal fortaleza para su pertinencia histórica es su fuerza moral y ética. El socialismo desprecia a la corrupción y, persigue y castiga a los corruptos; repudia, persigue y castiga al narcotráfico. En materia de honestidad y pulcritud en el manejo de los recursos públicos no es ambigua, no es hipócrita, no da solidaridades automáticas, no convive con el nepotismo. Proyecta que por efecto de la prédica, el ejemplo y la educación universalizada las generaciones que nos siguen serán principistamente practicantes del valor de la honestidad.

*No niega la globalización. Reconoce cambios tectónicos globales como oportunidades y amenazas a los que debe atender desde la educación, la ciencia, la técnica y la industria: Cambios tecnológicos sin parangón en la robótica, las telecomunicaciones y la informática, así como en las tecnologías de energías renovables, particularmente los usos de la energía solar; modificaciones en el balance energético mundial por la irrupción de EE.UU como principal productor de hidrocarburos; la irrupción de economías emergentes del Asia pacífico que lideran el crecimiento mundial, principalmente China e India;  el cambio climático como ruptura de la especie con su ambiente, y el agravamiento de la desigualdad planetaria a pesar de la creciente acumulación y el progreso, entre otros. Propone como estratégica la integración política, económica y financiera de América Latina para enfrentar juntos estos desafíos globales.