Adelanto mi labio inferior
rindo mis armas
ante tu negativa rotunda
a concederme una tregua
mido la intensidad de la quemadura
en el dorso de mi mano derecha
prometí, pataleé
esta aguerrida soledad
Vencida o vencedora
enarbolé la bandera blanca de mis piernas
en tu espalda
firmantes de armisticios
el tiempo se corta en rebanadas
dolorosas
hasta la próxima
batalla horizontal.
Desde Barquisimeto y creyendo todavía en el poder de la buena prosa. Gracias por permitirme entrar en ustedes y dejar q trascienda la buena intención. Quiero acercarme más a ustedes. Soy escritor.