A través de la poesía, Isamar sale en busca de sí misma. Es un viaje afectivo de la madre, de la familia, del paisaje de pájaros y lunas, de la propia ciudad, pero fundamentalmente es un viaje desde el corazón. El amor presentido y avizorado y deseado.
Isamar se declara romántica, en su sentido inicial y juvenil, pero ya con algunas, ausencias y dolores. Y esta es la tragedia del amor romántico, su “irrealidad-utópica” lugar o tiempo de ninguna parte.
Dante lo sabía porque lo experimentó en su amor imposible por Beatriz y lo expresó en el amor de Paola y Francesca, condenados al tormento de las pasiones.
Isamar en estos textos, va como tanteando esa búsqueda romántica del amor perfecto, pero intuye las dificultades de encontrarlo.
El AMOR es como una idea platónica, avizorado y deseado como un ideal, pero lo único que nos es concedido es buscarlo, apenas poder vivir su reflejo o sombra, en nuestra limitada e imperfecta humanidad.
Quizás me estoy anticipando, es la propia Isamar que debe experimentarlo.
Pero en estos textos, ya noto una tensión existencial entre lo real y lo ideal, se anticipa cierta nostalgia de posibles ausencias.
Ángel Lombardi
2020
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